A nadie se le escapa el extendidísimo uso del vídeo digital tanto en la esfera profesional como en la privada. Un vídeo digital puede versar sobre elementos de toda índole: sesiones formativas, publicaciones en redes sociales , momentos de la vida íntima o familiar, imágenes sobre lesiones o daños en elementos diversos, investigaciones periodísticas o de detectives privados, y un largo etcétera. Desde la implantación extensiva de los smartphones, el vídeo digital es un elemento común en nuestra vida diaria. Sin embargo, debido a su naturaleza, un vídeo digital es fácilmente manipulable, no bastando su mera presentación para acreditar su autenticidad, dado que un vídeo digital contiene más datos relevantes además de imagen y sonido: los metadatos. El vídeo digital está tomando cada vez un mayor peso en todo tipo de procedimientos judiciales , correspondientes a los órdenes penal, civil, social, mercantil o contencioso-administrativo. Por ello, es indis...