En algun momento hemos confiado en alguien que ha terminado haciéndonos daño.
Tras este episodio, seguramente hemos dicho que nunca más “volveríamos a
caer” en el mismo juego y nos inundaremos de desconfianza. Aprender
cómo aliviar el dolor por la decepción puede ayudarnos.
Sea cual sea el caso, lo normal es que la decepción profunda nos deje también una herida profunda que va a tardar en cicatrizar. Un daño que a menudo tiene que ver con la confianza, una de las cosas más difíciles de restaurar.
Toda situación que no se afronta de forma adecuada, deja huella en nosotros.
Y si esa “herida” no ha sido cauterizada mediante un enfoque más
constructivo, y con adecuados recursos de gestión emocional, autoestima y
resiliencia, lo más probable es que asociemos amor con dolor. De ahí,
que cerremos la puerta a nuestro corazón. Hoy en “Bezzia” te invitamos a
reflexionar sobre ello
Al
pasar una desilusión solemos cerrar las puertas a nuevas experiencias
por miedo a volver a sufrir, a sentir ese profundo dolor por la
decepción. Es por ello que muchas personas prefieren o eligen
no encariñarse con alguien pensando que así minimizarán el riesgo de ser
lastimados de nuevo.
Los psicólogos llaman a esta elección el “efecto chubasquero”.
Puede ocurrir cuando hemos dado lo mejor de nosotros mismos a nuestra
pareja y nos ha engañado con otra persona, cuando somos completamente
honestos con un amigo y nos clava un puñal por la espalda o cuando
sufrimos el abandono de nuestros padres o familiares. Desgraciadamente,
aunque no sea ninguna de estas tres situaciones, seguro que has
experimentado esa sensación.
Debes entender siempre que si juegas a ser lastimada no saldras decepcionada
nunca dejes oportunidad a que te hagan daño o siempre la decepción se
debe a nuestra idea de pareja, amigo o colega “perfecto”, sino que la decepción también ocurre cuando la otra persona se porta muy mal con nosotros y
hace cosas que nos hacen sufrir. En ese momento aparecen otros
sentimientos como el rencor y la rabia, además de los ya indicados
(frustración, tristeza, desilusión y enfado).
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