Esta historia, es una historia que le ocurre a muchas personas, se podría aseverar que está descansado en trances en extremo reales. Es un pésimo relación de cariño de dos habitantes que se amaban con ofuscación, inclusive el tanto de adorarse. Su cariño era tan grande que se habían certificado que nada, tampoco ninguno los podría aventar, y que estarían agregados incluso el remate de los viajes. Que se amarían, costase lo que costase; inclusive que la mortandad los separará.
Ella siempre se quedaba con los anhelos de escuchar lo mismo de él, el tiempo fue pasando y cada vez más; las cosas fueron cambiando, se fueron enfriando. Que las cosas ya no eran las mismas, que el amor que él le juraba tenerle a ella, se estaba muriendo.
Ella tenía tantas ganas de agregar con él, no obstante él siempre tenía poco más importante que ejecutar. Él en absoluto se dio enumeración que ella lo amaba a él con todo el alma. Pues él, era su madurez de palpitar, todo lo que importaba, era su todo
Un día de tantos, la tristeza invadió el corazón de ella, y le llamó, y le dijo: “Roberto, necesito hablarte, te lo pido por favor”
Pero la respuesta de él, era siempre la misma: “hablamos después, ahora no puedo”.
Cada vez que él se portaba así, Fabiola, lloraba en la soledad de su habitación, ríos de lágrimas caían y mojaban un papel que siempre sostenía entre sus manos.
Lo que él nunca supo, es que ella estaba muriendo, el cuerpo de Fabiola se estaba llenando de moretones. Le resultaba difícil respirar, a veces ella se sentía débil, con nauseas.
La sensación de cansancio le pesaba mucho, y la pérdida de apetito, era común. Cosa que él nunca notó, porque estaba muy ocupado.
Pero a pesar de eso, él siempre la ignoró, aún en su peor momento, él decidió viajar por unos meses; ella se quedó sola, sin la persona que decía amarle. Las llamadas de Fabiola, llegaban, pero él raras veces las contestaba.
Cuando Roberto regresó de su viaje, como de costumbre, fue a ver a su novia, cuando llegó la madre de Fabiola, le contó que ella estaba en una cama de Hospital, pues se le había diagnosticado una enfermedad terminal, que Fabiola, trató de advertir a Roberto por mucho tiempo.
Su situación, hay había empeorado, para cuando Roberto llegó, Fabiola, estaba a borde de la muerte. Lo único que pudo hacer Roberto, fue verla marchitarse en aquella cama de hospital.
Ella el decía a él: “Eres lo único que me importa en esta vida, lo eres todo para mí, eres mi luz, y mi razón de vivir; siempre estaré a tu lado; te lo juro”Él simplemente le decía que la amaba.
Ella siempre se quedaba con los anhelos de escuchar lo mismo de él, el tiempo fue pasando y cada vez más; las cosas fueron cambiando, se fueron enfriando. Que las cosas ya no eran las mismas, que el amor que él le juraba tenerle a ella, se estaba muriendo.
Una Triste Historia de Amor donde ella se Apagaba.
El alma de ella, poco a poco se fue apagando; ella ya no era la misma. Ella siempre quería estar con él, pero él para todo tenía una razón para no estar, tenía excusas. Su respuesta era: “hoy no puedo, tengo trabajo”Ella sólo se consolaba viendo las fotos y videos de cuando él solía amarla, con devoción. Eso le ayudaba a calmar el dolor de la ausencia.
Ella tenía tantas ganas de agregar con él, no obstante él siempre tenía poco más importante que ejecutar. Él en absoluto se dio enumeración que ella lo amaba a él con todo el alma. Pues él, era su madurez de palpitar, todo lo que importaba, era su todo
Un día de tantos, la tristeza invadió el corazón de ella, y le llamó, y le dijo: “Roberto, necesito hablarte, te lo pido por favor”
Pero la respuesta de él, era siempre la misma: “hablamos después, ahora no puedo”.
Ella sin embargo, insistía: “Sólo serán 10 minutos”.Pero él nunca llegaba, o si llegaba lo hacia tan cansado, que ya no tenía interés en hablar.
Entre más ella quería hablar con él…
…él más se alejaba de ella, le ponía excusas.Cada vez que él se portaba así, Fabiola, lloraba en la soledad de su habitación, ríos de lágrimas caían y mojaban un papel que siempre sostenía entre sus manos.
Lo que él nunca supo, es que ella estaba muriendo, el cuerpo de Fabiola se estaba llenando de moretones. Le resultaba difícil respirar, a veces ella se sentía débil, con nauseas.
La sensación de cansancio le pesaba mucho, y la pérdida de apetito, era común. Cosa que él nunca notó, porque estaba muy ocupado.
Pero a pesar de eso, él siempre la ignoró, aún en su peor momento, él decidió viajar por unos meses; ella se quedó sola, sin la persona que decía amarle. Las llamadas de Fabiola, llegaban, pero él raras veces las contestaba.
Cuando Roberto regresó de su viaje, como de costumbre, fue a ver a su novia, cuando llegó la madre de Fabiola, le contó que ella estaba en una cama de Hospital, pues se le había diagnosticado una enfermedad terminal, que Fabiola, trató de advertir a Roberto por mucho tiempo.
Su situación, hay había empeorado, para cuando Roberto llegó, Fabiola, estaba a borde de la muerte. Lo único que pudo hacer Roberto, fue verla marchitarse en aquella cama de hospital.
En esta nota decía:
“Lamento haberte molestado tantas veces con mis llamadas, lamento las muchas veces que te pedí que estuvieras a mi lado, perdona si te quité tu tiempo”Cuando Roberto vio la nota, y leyó lo que ahí decía, estalló en llanto, golpeó las paredes, y gritó el nombre de Fabiola, pero ya era demasiado tarde; ella ya se había marchado.
“Discúlpame, por todas las veces que te llame queriéndote ver, discúlpame por hacer de ti; mi necesidad, pero quería pasar mis últimos meses a tu lado, te quise hasta el día de hoy, siempre te quise decir que mis días estaban contados, y quería vivirlos sólo a tu lado, te amé, te amo y nunca dejaré de hacerlo”.
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